Notas y escolios al amor en Gómez Dávila

Según Franco Volpi, Nicolás Gómez Dávila, célebre escritor y bibliófilo colombiano, «nació, escribió, murió» Su obra literaria está cimentada sobre cientos de escolios o “gotas puras de lucidez”, como las llamó Volpi, con las que Don Nicolás pretendía «arrojar piedrecillas al alma del lector» La Real Academia Española nos ofrece una definición más prosaica: un escolio es «la nota que se pone en un texto para aclararlo, explicarlo o comentarlo». Un texto que para Gómez Dávila estaba siempre implícito, pues no era sino «la obra ideal, perfecta, tan sólo imaginada, en la que se prolongan y se cumplen las proposiciones de don Nicolás». Otro estudioso de su obra, David Jiménez González, añade que «cada frase suya es un destilado de tiempo y de fracaso: de no poder escribir la gran obra vislumbrada».

Y sigue: «La teoría del conocimiento, en Nicolás Gómez Dávila, resulta siendo una epistemología del y sobre el amor. Sin embargo, este conocimiento es un despertar: el inabarcable misterio que es la persona amada es tan insondable como la vivencia del tiempo. Imposible vivir más de una vida».

Continúa Jiménez González: «El amor es la máxima pregunta (No una pregunta pragmática; sino ontológica, una pregunta que busca desconcertar, más que sugerir alguna respuesta): es el puro asombro, es el más alto grado la de existencia. Es querer, sin preguntar más. Amar es vivir: «La interrogación sólo enmudece ante el amor. ‘¿Para qué amar?’ es la única pregunta imposible. El amor no es misterio sino lugar donde el misterio se disuelve. El amor ama la inefabilidad del individuo» [NGD]»

El amor en Gómez Dávila es, entonces, un acto de fe. Cómo él mismo señala «La pasión más ardiente no engaña, si conoce la inadecuación de su objeto. El amor no es ciego cuando ama locamente, sino cuando olvida que aún el irreemplazable ser amado sólo es una misteriosa primicia. El amor que no se cree justificado no es traición, sino propedeútica»

Juan Fernando Mejía Mosquera admite que «la noción del amor es de una enorme complejidad en Gómez Dávila. Los registros son heterogéneos: incluyen declaraciones del amor divino, el amor paternal y el amor filial, que podríamos señalar para reconocer la complejidad del concepto. Para Gómez Dávila, «Todo objeto encierra insospechados esplendores. En todos duerme un dios que nuestro amor despierta«»


El verdadero amor no es amor de atributos sino de seres. El ser amado no se analiza en cualidades y en defectos; todo en él es amable y todo amado. Lo que es defecto para una mirada indiferente es, en quien amamos, una nueva razón para amarlo.

El amor es el órgano con que percibimos la inconfundible individualidad de los seres

Las perfecciones de quien amamos no son ficciones del amor. Amar es, al contrario, el privilegio de advertir una perfección invisible a otros ojos

Amor es el acto que transforma a su objeto de cosa en persona

La interrogación sólo enmudece ante el amor. “¿Para qué amar?”, es la única pregunta imposible

El amor no es misterio sino lugar donde el misterio se disuelve

El amor es esencialmente adhesión del espíritu a otro cuerpo desnudo.

 El amor ama la inefabilidad del individuo.

Todo ser yace disperso en pedazos por su vida y no hay manera de que nuestro amor lo recoja todo.

Ni la elocuencia revolucionaria, ni las cartas de amor, pueden leerse por terceros sin hilaridad.

Las dos alas de la inteligencia son la erudición y el amor

Todo amor es la fruta triunfante de un germen que el azar siembra, la razón cultiva, la paciencia protege, acalla, labra y la sensualidad cosecha.

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